Infraestructuras, espacios y sostenibilidad en la Universidad de Sevilla
Digging holes to fill them up again
Se atribuye, apócrifamente, al gran economista John Maynard Keynes la idea de que en circunstancias de crisis como la actual sería conveniente para la economía que el estado contratara gente para cavar hoyos para que a continuación los volvieran a rellenar. Con esto se crearía empleo aumentando así la demanda efectiva. Podemos imaginar a este Keynes apócrifo sonriendo con ironía considerando paradigmático el caso de la fallida biblioteca de la Universidad de Sevilla en el Prado. Nueve millones de euros de dinero público dedicados a abrir un hoyo, – empezar un edificio, demolerlo -, y volver a llenar el hoyo (dejando todo como estaba). Lo que no entendería tal vez, el ilustre economista, es que uno de los principales responsables de este proceso, pasa de estar al frente de la universidad que causa el despilfarro a convertirse en Consejero de Economía y Conocimiento de la Junta de Andalucía que le reclama la devolución del dinero despilfarrado. Habrá que suponerlo muy keynesiano…
Como estas cantidades eran de procedencia FEDER, cabe esperar aún que la UE que ya está reclamando importantes cantidades a diversas instituciones andaluzas, acabe por recuperar estos 9 millones que con ingenio contable y administrativo de momento se han transformado – hocus-pocus – en otro edificio con un proyecto de circunstancias en otro lugar mucho menos adecuado desde el punto de vista de la Universidad. En el caso de que los FEDER sean reclamados por la UE, según se explicó en el último Consejo de Gobierno de la Universida de Sevilla hay una reclamación en marcha por un importe de 16 millones de euros, la Universidad pasaría a estar en una situación deficitaria importante, lo que sería un golpe muy duro para la institución.
Está claro que nadie está libre de error, y como diría alguna escuela de pensamiento y gestión, los que cometen/cometemos errores estamos mucho más capacitados para no volverlos a cometer… Pero sería importante poner los medios para intentar evitarlos en el futuro, o al menos para reducir su probabilidad e importancia. Pero el affaire del edificio Centrius, de nuevo con fondos FEDER, y por el que la prensa ha publicado que Ramírez de Arellano puede resultar imputado por prevaricación, incita a pensar que no ha habido propósito de enmienda – por usar una expresión de nuestro acervo cultural.
Una planificación democrática y una gestión transparente
Por éstas y otras razones más pensamos que sería muy necesaria la constitución de una Comisión de Infraestructuras y Sostenibilidad de la Universidad de Sevilla, delegada del Claustro o del Consejo de Gobierno (que actualmente no existe). Las funciones de esta comisión deberían ser el establecimiento de una política urbanística, de espacios y de infraestructuras, incluso de la información y la comunicación – coordinada con el Plan Estratégico de la US. Esta comisión asumiría la planificación urbanística y tecnológica y de las inversiones, la deliberación sobre posibles alternativas (por ejemplo en el caso de las infraestructuras informáticas), la supervisión de presupuestos y procesos, la integración de conceptos de sostenibilidad, el establecimiento de cauces de participación en los procesos (técnica y sobre necesidades y criterios), la comunicación y difusión de estas políticas, inversiones y acciones a la comunidad universitaria y a la sociedad, etc.
La percepción de buena parte de la comunidad es que durante los últimos años la política de inversiones se ha llevado a cabo de manera poco transparente, usándose parte de las grandes inversiones como medio para favorecer o pagar lealtades al equipo de gobierno. Es posible que esto no sea así, pero la falta de una planificación explícita y de información a la comunidad universitaria hace que así se perciba. Esto debería resolverse con procesos de decisión más democráticos y transparentes, participados por los diferentes centros y los diferentes sectores universitarios, contando con la consultoría de técnicos especializados de reconocido prestigio con los que cuenta la Universidad de Sevilla.
La exposición promovida por el CICUS sobre el patrimonio arquitectónico de la US celebrada el pasado año demostró también la posibilidad de que la Universidad sea un agente impulsor de una arquitectura de calidad o excelencia internacional, sirviendo así de modelo para la ciudad, en lugar de limitarse a tratar de resolver con eficiencia de gestión presupuestaria la construcción de nuestro entorno, que es a la vez la ciudad de los sevillanos. La reflexión sobre cómo recuperar esta forma de hacer debe ser una prioridad de la comisión que se propone.
Redes y plataformas de información y comunicación
La Universidad de Sevilla como centro de producción de conocimiento y tecnología debería establecer como prioridad el desarrollo de sus propios soportes tecnológicos de calidad, autónomos y libres (como en software libre). Además de la autonomía (no dependencia) tecnológica que esto supondrá y el ahorro económico a medio plazo que supondrán estas políticas, redundarán en la producción de conocimiento y su transferencia. Este debería ser un campo de búsqueda de calidad y excelencia de nuestra Universidad. La US debería destacar por la calidad de sus servicios digitales, – algo que desafortunadamente, por ejemplo con la red WIFI, no ocurre. En esta área la cuestión de la transparencia debe ser igualmente importante, y no lo es actualmente, tanto en la evaluación de alternativas como en los costes de su implantación y funcionamiento.
Una universidad sostenible para el cambio climático
Finalmente, por no extendernos en exceso, sería de gran importancia, especialmente en el actual contexto de crisis de insostenibilidad global, que la Universidad de Sevilla tomara una posición de liderazgo en cuestiones de edificación, energía y sostenibilidad, y que estas cuestiones se incorporaran de manera decidida en el Plan Estratégico de Infraestructuras y Sostenibilidad. En paralelo con el Horizonte 2020 y otras iniciativas a corto y medio plazo, la US debería ir transformando sus instalaciones con objetivos como los de producir su propia energía (renovable), crear redes piloto de internet-of-energy, ir incorporando crecientemente conceptos bioclimáticos, ir controlando el metabolismo energético y material, etc. de manera que pueda convertirse en un plazo breve en un modelo de campus sostenible a nivel internacional, lugar educativo para la comunidad universitaria y referencia para procesos de transferencia en este ámbito. Este tipo de asuntos tienen sin duda que ver con la excelencia, la calidad o como queramos llamarlos. Habría que señalar que la aprobación del Plan de Sostenibilidad de la US –relativamente modesto en sus objetivos en comparación con lo que aquí proponemos-, está parada desde hace ya tiempo.
Conclusión
Tenemos la posibilidad de construir una universidad de vanguardia con la aportación de todas y todos. La cuestión, es que en todos estos aspectos la US cuenta con personal propio con la capacidad de desarrollar óptimamente todas estas cuestiones –energía, ingeniería informática, sostenibilidad, arquitectura y edificación, ingeniería industrial y ambiental, ciencia de materiales, gestión… Un personal con el que difícilmente podrían contar muy pocas instituciones nacionales. La implicación de la comunidad en su conjunto y una adecuada organización para canalizar todas estas capacidades podrían significar un cambio radical en la construcción de una Universidad de Sevilla a la vanguardia en muchos campos como creo que todas y todos queremos que sea.
Colectivo Hamlet: Mª Jesús Albarreal, Teresa Duarte, Miguel Ángel Olalla, David Patiño, José Pérez de Lama y Curro Villarejo.