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Reflexiones de Juan Torres López

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10 noviembre, 2015

CARTA ABIERTA A LOS MIEMBROS DEL
CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

 

Aprovechando la invitación de la doctora Adela Muñoz para participar en el debate sobre problemas de nuestra universidad me permito escribir esta carta abierta a los miembros del Claustro de la Univerdsidad de Sevilla.

Cuando me incorporé en 2008 a esta Universidad pude comprobar lo que ya sabía desde mi etapa como Secretario General de Universidades e Investigación de la Junta de Andalucía, que la nuestra ha sido una de las universidades mejor gestionadas en los últimos años. Los indicadores economicos señalan que tiene solvencia, por más que la crisis haya podido generar problemas (seguramente inevitables) de liquidez. El mapa de titulaciones no es inadecuado, aunque quizá se echa en falta una apuesta más valiente y decisiva por la especialización, y la docencia se lleva cabo con con bastante dignidad, quizá porque la inmensa mayoría del profesorado sigue a Ramón y Cajal cuando decía que a la escasez de medios no se puede responder con miseria de voluntades. Tenemos grupos de investigación de primera línea mundial y la política de construcciones de nuestra universidad (si se dejan aparte algunos errores clamorosos como el de la biblioteca de El Prado) quizá haya sido la que mejor ha aprovechado los recursos para inversiones que la Junta de Andalucía ha puesto a disposición del sistema andaluz de universidades en los últimos 15 años.

Cuando me incorporé a esta universidades enseguida tuve la sensación de que todo funcionaba con presteza y normalidad, como si nadie tuviera que esforzarse para que las cosas se pusieran en marcha. Algo que sólo suele ser propio de las instituciones que son grandes por algo más que por su tamaño, y por eso no tuve duda de que yo también estaba en una gran universidad.

Como es lógico, en estos años también he descubierto errores y cosas que funcionan mal (“el sistema a veces falla”, me dijo en una ocasión con humildad al rector Joaquín Luque). Sólo los consideraría una expresión inevitable de nuestra naturaleza imperfecta si no fuera porque los he percibido en el seno de otros defectos más graves y sobre los que me gustaría llamar la atención a quienes dentro de unos días tienen la responsabilidad de elegir a la persona que gobierne nuestra instituación en los próximos años.

Como he dicho, he percibido que la mayor parte de las cosas funcionan bastante bien en nuestra Universidad y casi como si se hicieran solas, pero también he comprobado que cuando alguna lo hace mal y falla es muy difícil que se rectifique para arreglarla. Lo he podido comprobar, por ejemplo, en el desarrollo de una postgrado como el MAES, tan importante por su función de formar a formadores como por el número de matrículas o por las expectativas e ilusiones que despierta. Todavía no he conseguido explicarme que sea tan difícil corregir los errores de diseño que muchos alumnos y profesores hemos advertido que tiene o que se pongan en marcha soluciones para evitar la frustración y las quejas que viene provocando.

Puesto que he visto fallos de este tipo en otros ámbitos y centros tengo que pensar que no se trata de un problema anecdótico sino el resultado de que nuestra universidad carezca de los procedimientos y sistemas más efectivos para evaluar y rectificar sus propias actuaciones cuando es necesario. Un problema que sin duda se agrava cuando en los órganos teóricamente encargados de controlar las decisiones hay una presencia muy desproporcionada de quienes se encargan de tomarlas, como los miembros del claustro saben mejor que nadie que ocurre en nuestra Universidad.

Pero un problema aún mayor y mucho más preocupante es que, en mi modesta opinión, la democracia está muy limitada en nuestra universidad, por no decir que en algún aspecto es casi inexistente, como muy particularmente ocurre en lo que se refiere a la eleccion de representantes en órganos o de cargos de dirección, y en especial con el más alto de recor o rectora.

En este último y trascendental aspecto la Universidad de Sevilla constituye una auténtica anomalía democrática a la que parece mentira que no se le ponga punto final cuanto antes.

El problema, a mi juicio y en contra de lo que sé que piensan muchos miembros de la comunidad universitaria, no radica sólo en que el rector o rectora se elija por el claustro en lugar de por sufragio universal. La experiencía muestra que hay elecciones poco democráticas por éste último procedimiento y que pueden serlo muy representativas por medio del claustro si éste es es una imagen fiel de la pluralidad y diversidad de interses que hay en la institución.

Por supuesto, creo que la opción entre el claustro y el sufragio universal debería ser debatida y decidida por el conjunto de la comunidad universitaria pero la anomalía democrática a la que me refiero tiene que ver con otras dos circunstancias.

Una, que a mí me parece indefendible, que el Claustro anterior elija al nuevo rector o rectora, algo que no pasa en ninguna democracia representativa que realmente lo sea. Y otra (aunque ésta no exclusiva de nuestra universidad) que el procedimiento imperante para la elección a órganos colegiados impida de facto que las minorías y mucho menos personas aisladas ajenas a los grupos de afinidad dominantes puedan formar parte de ellos. Es eso lo que mengua, a veces hasta el extremo, la representatividad y lo que impide que haya un debate auténticamente plural y un control efectivo de la gestión y del gobierno universitarios. Algo que no deberíamos consentir que siga pasando porque sin representación plural no hay democracia, sin ésta es imposible el debate y sin debate no puede brotar el conocimiento.

Creo, por último, que habernos habituado a esta anomalía, a trabajar, estudiar y enseñar en un estado de democracia limitada, no sólo ha degenerado las formas (qué son imprescindibles para que haya respeto y libertad efectiva) sino que empieza a producir efectos muy preocupantes en los comportamientos y en la toma de decisiones. ¿Cómo sería posible si no que en los últimos días algunos decanatos hayan negado aulas de sus centros para que se celebren reuniones de debate entre universitarios preocupados por la próxima convocatoria electoral? La excusa utilizada («no estamos en campaña electoral»), como si el debate sobre los problemas de nuestra institución solo debiera celebrarse un par de días o tres cada cuatro años, es tan pueril y contraria al espíritu universitario que me ahorra cualquier tipo de comentario adicional.

Es por todo lo que acabo de exponer que me permito solicitar a todos los miembros de claustro de nuestra universidad que sean responsables y den prioridad a los intereses de la institución optando por “poner los relojes a acero” en cuanto a la democratización de nuestra universidad se refiere. Y, concretamente, les pido que reflexionen y voten solo a los candidatos o candidatas que se comprometan ante ustedes a corregir la anomalía en la que nos encontramos promoviendo urgentemente un cambio de normativa que democratice la elección de todos los cargos y órganos de gobierno y a dimitir a renglón seguido para que la Universidad de Sevila pueda elegir a su máxima autoridad no en condiciones de excepción sino de plena normalidad democrática.

Juan Torres López

Catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla

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Reflexiones de Alfonso Caballero

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28 octubre, 2015

Conozco a Adela desde que empecé mi Tesis Doctoral a finales del 85. Tres décadas dan para mucho, y podría decir bastantes cosas de ella, muchas positivas, y algunas también negativas, no nos engañemos.

Pero como la razón que motiva estas reflexiones es su candidatura al Rectorado, se me ocurren sobre todo de las primeras. Para empezar quiero destacar un aspecto de importancia primordial: su compromiso para recuperar el sufragio como procedimiento de elección del Rector. Esto constituye una singularidad de nuestra Universidad (ya podían ser otras) que nos fue hurtado hace años sin que sepamos, al menos a mí no me consta, las razones para su eliminación a favor de la elección por el Claustro.

Dicho esto, voy a añadir una obviedad: Universidad sin investigación es cualquier cosa menos Universidad: una Academia de estudios (palabra de referencias Platónicas, no está mal), un Liceo (Aristotélicas en este caso) o cualquier otro centro de formación, pero desde luego no una Universidad. Y digo esto porque entre las muchas cosas que podría comentar del perfil académico de Adela, me voy a centrar en su parte investigadora, la que conozco bien y de la que es fácil decir muchas cosas positivas. Me va a ayudar además a explicar por qué pienso que puede ser una buena Rectora. La primera de ellas es que ya en su etapa predoctoral mostró aspectos fundamentales de su carácter: una gran capacidad de trabajo, constante, luchadora y capaz de superar por ella misma, sin «ayuditas» externas, las situaciones más adversas. Y créanme que sé de lo que hablo. Posteriormente, en su etapa posdoctoral volvió a demostrar que lo anterior no había sido casual. Pasó largos periodos en centros de investigación de primer nivel de medio mundo, en los que trató de tú a tú a científicos del más alto prestigio internacional. Basta darle un vistazo a su currículo (una parte de él accesible para toda la comunidad universitaria en el ISI Web of Knowledge) para comprobar que, además de producir muy buenas publicaciones científicas, ha sido capaz de colaborar con personas y grupos de investigación de gran valía.

Y le doy especial importancia a este aspecto porque, en el tema que nos ocupa (su candidatura al Rectorado) no solo es importante tener las capacidades de gestión necesarias para la labor. Rodearse de las personas adecuadas es, si cabe, aún más importante.

Otro aspecto interesante de su historial es el que Adela nos haya sorprendido en los últimos años con nuevos compromisos y habilidades que algunos (al menos yo) no sospechaban. Su compromiso con la lucha por los derechos de mujeres en países poco respetuosos con ellos es algo especialmente notable, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren. Su reciente trayectoria como escritora de divulgación científica confirma lo expresado más arriba respecto a sus capacidades. No puedo terminar esta pequeña reflexión sin mencionar al menos algo negativo. Adela a veces, no siempre, falla en el debate directo. En el cara a cara. Y eso en el mundo en el que vivimos, donde la imagen y la mercadotecnia es un valor, oculta con frecuencia la verdad. Hace a algunos parecer más hábiles de lo que en realidad son. Y al contrario.

En resumen, una persona como Adela, con indudables virtudes académicas, que conoce todos los aspectos fundamentales de la docencia y de la investigación, y sobre todo, que conoce de primera mano cómo funciona el mundo universitario en los países más desarrollados, la acreditan sin lugar a dudas para el puesto al que se ha presentado candidata. Por todo lo dicho, pienso que Adela será una muy buena Rectora de la Universidad de Sevilla.

Alfonso Caballero

Catedrático de Química Inorgánica

Director del Instituto de Ciencia de Materiales de Sevilla, centro mixto CSIC- US

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Reflexiones de Salvador Ferrer

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28 octubre, 2015

Por qué elegir a Adela como Rectora sería probablemente la mejor decisión.

Conozco a Adela desde hace mas de veinticinco años porque hemos coincidido en numerosas ocasiones en asuntos relacionados con la radiación sincrotrón. Desde siempre Adela ha sido (y sigue siendo) una persona con más iniciativa que la media. Le gusta liderar proyectos y tirar para adelante con empuje y decisión. Esta actitud vital es buena para abordar al dirección de una Universidad que es un ente con mucha masa inerte.

Si finalmente se presentara y resultara elegida, el empuje de Adela se haría notar. Yo no sé si sería el candidato óptimo porque no conozco a los otros, pero quiero decir principalmente a los estudiantes que no creo que se equivocaran si la eligieran. A las estudiantes les digo además que no creo que ningún otro candidato se podría meter en su piel como podría hacerlo Adela.

Salvador Ferrer fue Profesor Titular de la Universidad Autónoma de Madrid y Profesor de Investigación del CSIC, cientifico del ESRF, ha sido director científico de la fuente de Radiacion Sincrotrón ALBA desde su fundación hasta 2011 de la que actualmente es Director Adjunto.

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Reflexiones de Joaquina Laffarga Briones

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28 octubre, 2015

Diez razones por las que apoyo la candidatura de Adela Muñoz Páez

1. Por su apuesta decidida de hacer de la Universidad de Sevilla una universidad en la que la transparencia y la rendición de cuentas sean un hecho.

2. Por su apuesta decidida de devolver a la Universidad de Sevilla el sufragio universal ponderado para que toda la Universidad pueda participar en un acontecimiento tan relevante como la elección del rector/a.

3. Por su apuesta decidida por la educación pública de calidad.

4. Por su apuesta decidida por la visibilidad y el reconocimiento de las mujeres en la Universidad y la ciencia.

5. Por su excelente calidad científica que no tiene que demostrar por que su CV ya lo acredita.

6. Porque ya va siendo hora de que el rectorado de la Universidad de Sevilla lo ocupe una mujer.

7. Por ser una gran persona, honesta, sobria, con ideas firmes, idealista pero práctica, trabajadora, con sentido común, y con un gran instinto para distinguir lo importante de lo accesorio.

8. Por su carácter positivo y conciliador capaz de aglutinar a muchas personas diferentes en torno a un mismo proyecto.

9. Por su decidida apuesta por el reconocimiento del mérito, de la capacidad, del esfuerzo y del respecto.

10. Por creer firmemente que la Universidad de Sevilla puede cambiar para mejor

Joaquina Lafarga Briones

Catedrática de Economía Financiera y Contabilidad 

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Reflexiones de Patricia García Duque

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28 octubre, 2015

La universidad, esa etapa con la que todos soñamos y que estamos deseando alcanzar, que se viene abajo cuando por fin, después de trabajar duro para conseguir nuestros objetivos nos damos de bruces con la realidad universitaria.

El primer día llegamos desorientados y únicamente nos explican cosas que al regresar a casa ni recordamos, en vez de enseñarnos algo importante. No nos cuentan cómo se instala el wi-fi, como puedes conseguir el carné universitario o algo tan vital como buscar un libro en la biblioteca…

Las primeras semanas son las más duras; los profesores no nos conocen y en muchos casos ni lo pretenden, algo que es muy importante para crecer como estudiantes.

La universidad debería ser un lugar de enriquecimiento cultural en el que pudiéramos expresarnos y nos enseñaran a pensar por nosotros mismos con criterio, desgraciadamente eso ha cambiado solo importa estudiar de memoria para superar un examen y aprobar. Queremos aprender, sobre lo que con suerte será nuestro modo de vida, pero en muchos casos acabamos la carrera sin saber lo que necesitamos para incorporarnos al mundo laboral.

Es necesario tener dinero para estudiar, porque además de que las tasas son muy altas, una persona que no sea un estudiante brillante y además tenga problemas económicos no tiene posibilidad a obtener una beca, esto hace que poco a poco volvamos a los años en los que solo estudiaban los hijos de las familias con gran poder adquisitivo y que haya personas que tengan que dejar los estudios porque no pueden permitírselo.

A lo largo del curso comenzamos a darnos cuenta que los profesores de la universidad, muchos de ellos ilustres personas en su ámbito de estudio, no saben dar clase, leen diapositivas o libros durante una o dos horas que hace que los alumnos pierdan el interés por la asignatura. No sólo es importante que los profesores conozcan los temas sobre los que dan clases, también lo es saber transmitirlo.

En muchas ocasiones nos topamos con un departamento, que al contrario de lo que éticamente es correcto, se dedica a suspender a un alto número de alumnos sin preocuparles su aprendizaje. Es como si un médico no pensara en cuidar al enfermo cuando ese es su trabajo.

La vida universitaria es algo que deberían conocer todos los jóvenes porque a pesar de todo lo que es mejorable es una gran experiencia y somos afortunados de poder vivirla.

Patricia García Duque

Alumna de Ingeniería agrícola en la Universidad de Sevilla

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Reflexiones de Lola González García

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25 octubre, 2015

Conozco a Adela desde hace trece años. Yo comenzaba la Universidad, había decidido estudiar Química. Todo era nuevo para mí. Ella impartía clases de química inorgánica. Nada había llamado mi atención hasta que acudí a una de sus tutorías. Allí encontré algo más que una profesora dispuesta a resolver dudas de la clase de turno, me topé con una persona preocupada por sus alumnos, cercana y con ganas de trabajar. A lo largo del cuatrimestre infundió en mí ganas de aprender, progresar y destacar. Nuestra relación no terminó, ni muchísimo menos, al acabar el primer cuatrimestre. Aunque ya no era mi profesora se había convertido en mi mentora. A lo largo de mis años como estudiante en la facultad no sólo me asesoró en aspectos académicos, también me dio la oportunidad de conocerla en todas sus facetas, hija, madre, esposa, amiga…así como sus inquietudes, no sólo por la ciencia, sino por el mundo, las personas y sobre todo las mujeres de cualquier país o circunstancia.

Nuestra relación prosiguió y se convirtió en codirectora de mi tesis. A esas alturas Adela había comenzado a plasmar sus visión del mundo en artículos de prensa, alguno de los cuales yo recibía incluso antes de ver la luz. Así, estos artículos de opinión se convirtieron en la excusa perfecta para dialogar con ella de temas de interés general más allá de nuestra relación científica. No siempre hemos estado de acuerdo en los temas que abordamos, pero lo que siempre me ha demostrado es una gran capacidad de escucha y de reflexión sobre las opiniones propias y ajenas, algo que a día de hoy es digno de elogiar.

El tiempo pasaba y ella decidió escribir un libro sobre el veneno – un inciso para quien no conozca el libro, es altamente recomendable. El nivel de detalle y la cantidad de datos son ejemplos de la dedicación y la pasión que Adela pone en cada empresa que aborda-. Uno de los recuerdos más recurrentes que me han dejado estos años es llegar a su despacho en la facultad de química, abrir la puerta y ver a Adela sumergida en pilas de libros buscando información, trabajos, exámenes,…

El día de mi tesis Adela competía con mi madre por ver quién estaba más orgullosa. Durante todo este tiempo ella me había apoyado y aconsejado en los buenos y no tan buenos momentos. Entre tanto yo había conseguido un contrato de Profesor Sustituto Interino en el departamento de química inorgánica, lo que nos hizo “colegas” por algún tiempo. Adela siempre estuvo ahí para ayudarme y enseñarme en el, a veces subestimado, arte de la docencia. Además, las conversaciones sobre la situación de la ciencia y de la universidad en general (y la de Sevilla en particular) no se hicieron esperar. Como joven investigadora con el título de doctorado recién obtenido, me interesaba (y me sigue interesando) cómo poder desarrollar un buen currículum y una carrera científica. Entonces vi que hay gente que se preocupa por este aspecto y que tiene ganas de que las cosas cambien.

A día de hoy llevo un año y once meses en Alemania con un contrato Postdoctoral. Yo creo en las estancias en el extranjero, creo que esta experiencia personal y profesional nos hace mejores investigadores. Vine con una excedencia de mi contrato de Profesor Sustituto Interino y ahora se cumple el plazo límite para reincorporarme. Sin embargo, esto no va a pasar, rechazo el contrato con la Universidad de Sevilla y renuevo el que tengo en el Instituto de Nuevos Materiales de Saarbrücken, pues las condiciones aquí son mucho mejores. Espero que esto cambie un día y que la US y España puedan recuperar el talento que allí se forma.

Las circunstancias han impedido que sigamos trabajando juntas y, aunque a lo largo de estos años he aprendido mucho de profesores, compañeros y alumnos, yo, que en estos momentos trabajo con doctorandos, siempre tengo presente las enseñanzas de la que ha sido, es, y será siempre mi Maestra.

LGG

Leibniz-Institut für Neue Materialien gGmbH

Campus D2 2, 66123 Saarbrücken, Alemania

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